LIPEDEMA

El  lipedema comienza como un problema estético de acumulación de grasa en la parte inferior del cuerpo, a pesar de que los pies mantengan su tamaño normal, y que con el tiempo puede causar dolor y otras molestias, incluyendo la inmovilidad. Esta afección no debe confundirse con la linfedema, en la cual los pacientes tienen una disfunción del sistema linfático que los hace más vulnerables a infecciones o celulitis, mientras que los pacientes con lipedema presentan una función linfática normal.

¿QUÉ ES?

El lipedema (o lipoedema) es una afección que consiste en la acumulación excesiva o de forma irregular de células grasas en la parte inferior del cuerpo; principalmente se presenta en las mujeres. El lipedema suele afectar las nalgas, los muslos, las pantorrillas y rodillas. Aunque menos frecuente, también puede afectar a la parte superior de los brazos, pero no las manos ni los pies.

Es importante destacar que algunas personas con lipedema pueden también padecer enfermedades venosas, que podrían complicar el tratamiento requerido y el estado de las zonas afectadas. Afortunadamente con el tratamiento adecuado, es posible controlar con éxito los síntomas presentados por el paciente en el transcurrir del tiempo.

¿EN QUÉ CONSISTE?

Es desconocida la causa exacta del lipedema, pero debido a que la enfermedad afecta casi exclusivamente a las mujeres, se sospecha que las hormonas femeninas desempeñan un papel crucial. El lipedema suele empezar o empeorar durante la pubertad, un embarazo, la menopausia, o después de una operación ginecológica.

Asimismo, debido a que muchas pacientes de lipedema tienen familiares que la padecen, se sospecha que los genes también estén implicados. La obesidad ha sido descartada como un causante directo, a pesar de que más de la mitad de estos pacientes tienen sobrepeso.

El lipedema es un diagnóstico clínico, por lo que no requiere de una prueba y suele ser un desafío, debido a que a veces los pacientes antes de recibir el tratamiento adecuado pueden someterse a terapias sin resultados satisfactorios (reducción de volumen para aliviar dolor, pesadez, inmovilidad).

Los síntomas del lipedema incluyen la acumulación de grasa usualmente en las caderas y las piernas de forma desproporcionada con el resto del cuerpo (mitad superior más delgada y grandes extremidades inferiores). Dolor, tensión, pesadez o sensibilidad al tacto, al igual que puede afectar la capacidad de caminar, cuando empeora, o bloquear la vía linfática, es decir, desarrollar una linfedema.

Algunas personas han mencionado padecer piernas inquietas por la noche o la aparición de hematomas aun sin una lesión conocida. Por último, debido a que el lipedema no tiene una cura definitiva y afecta la apariencia del paciente, a menudo esta condición puede generar síntomas emocionales, tales como: angustia, frustración, sentimiento de vergüenza, ansiedad, depresión.

TRATAMIENTOS Y RECOMENDACIONES

En primer lugar, es necesario un diagnóstico preciso, no porque tengas sobre peso o grasa tiene que ser lipedema, pero si en caso de sospechar que tiene  lipedema, es aconsejable que acuda a un especialista vascular o un médico especializado en ello. Debido a que esta enfermedad puede causar problemas de movilidad del paciente, el diagnóstico y tratamiento precoz son cruciales para evitar el avance del lipedema. A continuación, te informamos sobre algunos de los tratamientos más comunes para reducir los síntomas y frenar su avance debido a que, como se indicó antes, no existen tratamientos exactos para su cura por completo.

Dieta y ejercicio

La inclusión de una dieta saludable y ejercicios en el estilo de vida de la persona pueden ayudar a ralentizar la evolución del lipedema, especialmente si se conoce la enfermedad desde su fase inicial. La dieta debe estar basada preferiblemente en verduras correctas, con proteínas magras; además de alimentos antinflamatorios naturales como el ajo, jengibre o la cúrcuma entre otros. Es igualmente importante incrementar el consumo de frutas, vegetales y agua. Por lo que debe evitarse el consumo de grasas saturadas y algunas carnes, al igual que alimentos procesados y precocinados (el paciente debe optar por opciones caseras y saludables).

Hacer ejercicio regular como nadar, andar en bici o patinar, senderismo, gimnasio o yoga/pilates, son actividades útiles para aumentar la movilidad y disminuir la acumulación de líquidos, contribuyendo a mejorar el funcionamiento de las piernas. Es importante destacar que la pérdida de peso ayuda a ralentizar el lipedema (evitar que no empeoren los síntomas), pero no curará las molestias asociadas a la afección.

Terapia de drenaje linfático manual y prendas de compresión

Este tratamiento ayuda a aliviar el dolor y prevenir la fibrosis. La técnica consiste en un masaje/estiramiento de la piel mediante movimientos de bombeo suaves y rítmicos para estimular el flujo de la linfa alrededor de las zonas afectadas hacia los vasos sanos. Aun cuando el drenaje linfático contribuye a aliviar algunos de los síntomas (dolor, pesadez, sensibilidad), en muchos casos no ayuda a disminuir el volumen del lipedema a menos que esté relacionado a una insuficiencia linfática o venosa.

El tratamiento suele acompañarse de prendas de compresión (vendas elásticas, pantimedias, bragas o pantalones cortos de spandex) para aumentar la presión del tejido de las extremidades inflamadas, disminuir su agravamiento y evitar que vuelva a acumularse líquido. Estas prendas pueden ser incómodas para los pacientes con lipedema, debido a que deben usarse durante el día y quitarse antes de acostarse en la noche.

Los pacientes también pueden usar bombas de compresión neumática intermitente (IPC), un dispositivo que consiste en una bolsa hermética que utiliza una bomba de aire para inflar y desinflar, masajeando las extremidades afectadas suavemente y favoreciendo el flujo del líquido linfático.

Liposucción

La liposucción es una terapia invasiva, a diferencia de las anteriores, para remover las células grasas inflamadas. Sin embargo, no es aconsejable la liposucción estándar, sino en caso de llegar a este extremo se aconsejaría la liposucción asistida por agua, conocida como Water Lipo. Este procedimiento consiste en usar un tubo hueco bajo la piel para aspirar el tejido graso con reducidas probabilidades de dañar los vasos linfáticos. Este procedimiento puede requerir de varias sesiones dependiendo de la cantidad de grasa acumulada la zona afectada del paciente, pero ya hablamos de palabras mayores.

Finalmente, es importante destacar que la formación y experiencia del médico y nutricionista tendrán un impacto directo en la capacidad para tratar a los pacientes y particularmente, para frenar la evolución del lipedema.

¿Conoces alguien en esta situación? Seguro que este artículo te ha hecho reflexionar sobre ti mismo o sobre algún conocido. No dudes en contarme tu experiencia o en etiquetar a esa amiga a la que le pueda ayudar.