Dejemos claro que hablamos de dietas que reducen a niveles bajo mínimos la ingesta de carbohidratos, no a una leve reducción de ellos.

     Por desgracia, están bastante más generalizadas y mal aplicadas de lo que parece, en realidad yo las llamaría «soluciones fáciles y rápidas» y como casi todo en esta vida las soluciones fáciles y rápidas no suelen ser las más acertadas.

Este tipo de dietas son un remedio a corto plazo, no es una solución saludable que se pueda mantener de por vida, dedicaría otro artículo a cómo aplicarlas en situaciones concretas en que necesites perder peso rápidamente, prepararte para una competición o similar, pero no por norma general.

La mejor manera de explicártelo es mostrarte cómo reacciona tu cuerpo cuando llevas a cabo ese tipo de dietas, si esos son los efectos que quieres, adelante con ello.

  1. Durante los 3- 5 primeros días aproximadamente, dependiendo de cada persona, el cuerpo va quemando las reservas de glucógeno de los músculos e hígado hasta llegar a agotarlas. La quema de grasa durante esa fase es prácticamente nula, las grandes pérdidas de peso que se observan en esa fase procede únicamente de la pérdida de glucógeno y agua (pérdida de agua ya que el glucógeno se almacena con tres veces su peso en agua) La fuente principal de energía de tu cuerpo ha desaparecido, por lo tanto empiezas a perder fuerza, resistencia, a tener sensación de cansancio e irritabilidad.
  2. A partir de ahí comienzas realmente a perder grasa, pero como el cuerpo no está acostumbrado a obtener la energía únicamente de la grasa no sabe muy bien cómo hacerlo. Veámoslo de manera muy simplificada
    • La grasa se utiliza como fuente de energía, parte va a los músculos y parte va al hígado.
    • El cerebro se alimenta de glucosa y no puede quemar la grasa, por lo que el hígado convierte la grasa en «cuerpos cetónicos» creando el estado conocido como cetosis.
    • Estos cuerpos cetónicos no proporcionan toda la energía que el cuerpo necesita, por lo que como ya no queda glucosa, comenzaríamos a utilizar las proteínas, lo que traducido significa que además de perder grasa perderás significativamente músculo.
  3. Añadir que entre los efectos de la cetosis podemos encontrar, mayor riesgo de deshidratación, dolores de cabeza, mareos, descenso del ritmo metabólico, descenso del rendimiento, sobreesfuerzo en los riñoones e hígado, riesgo de desarrollar cálculos renales debido al incremento de los niveles de ácido úrico y oxalato de calcio, etc.

     Este es un simple esquema, muy básico y al alcance de todos, de cómo se comporta tu cuerpo ante una dieta en la que no aparecen los hidratos de carbono, el tema podría extenderse muchas hojas más. Tú decides en manos de quien te pones, ahora, yo me lo pensaría dos veces la próxima vez, ¿verdad?.