Información nutricional por medios electrónicos

 Cada día un mayor número de personas se suman al compromiso de mejorar su forma de alimentación para mantener el peso adecuado o cumplir algún otro objetivo, como aumentar masa muscular, fortalecer los huesos, prevenir enfermedades, etc. En el proceso de documentación sobre el tema nutricional, comúnmente recurren a los recursos que les resultan más accesibles, rápidos y económicos a través de medios electrónicos sin detenerse a pensar cuán fiable puede ser la información obtenida.

 Cuando nos encontramos con nueva información nutricional, podemos plantearnos algunas interrogantes básicas para determinar si la información es fidedigna y no dar por sentado que es cierto todo lo que se publica. Preguntarse por ejemplo ¿Cuál es la fuente? ¿La información procede de un experto? ¿Intenta venderte algo? ¿Tiene una agenda? ¿Coincide la información con otros datos fiables?

 Utilizamos páginas web, apps y blogs para que nos digan qué y cuánto comer. Estos métodos nos están conduciendo a desconfiar de nuestro cuerpo, a pesar de que fuimos diseñados para regularlo de forma natural y comer alimentos sanos para satisfacer nuestras necesidades. Es importante desarrollar la capacidad de cuestionar argumentos que catalogan como buenos o malos a determinados alimentos, así como otros enfoques que apoyan cualquier dieta o patrón nutricional considerado saludable.

Validar las investigaciones

 Resulta frustrante encontrar información contradictoria sobre nutrición cuando intentamos llevar una vida sana. Y como la mayoría de nosotros no somos investigadores, es difícil saber qué hacer con la nueva información.

 Con frecuencia aparecen resultados de estudios que han sido en exceso simplificados por los medios de comunicación o malinterpretados, lo que conlleva a la difusión de información errónea. En este sentido, hemos tenido un enfoque reduccionista de la nutrición.

 Por otro lado, dado que los estudios a largo plazo en humanos pueden ser costosos y complicados, a menudo se llevan a cabo estudios en animales y en humanos a corto plazo (realizados en un año o menos) para probar inicialmente las hipótesis sobre nutrición. Sin embargo, la fisiología animal difiere de la nuestra, por lo que nuestros cuerpos pueden responder de forma diferente al mismo tratamiento. Los resultados de  estudios en humanos a corto plazo pueden insinuar posibles beneficios para la salud a corto plazo; pero también es posible que existan consecuencias a largo plazo que no se captarían.

 Hay aspectos que necesitan ser confirmados antes de que puedan convertirse en una recomendación, como por ejemplo la reciente moda del ayuno intermitente que se originó en la investigación con animales y aún no está respaldada en la investigación con humanos, además de que tiene muchos puntos negativos que no interesa tratar, es más sencillo quedarse con la moda que marcan los influencer.

 Asimismo, algunas supuestas investigaciones pueden ser manipuladas o pagadas por las marcas para apoyar el consumo de ciertos alimentos o seguimiento de dietas  milagrosas que finalmente resultan frustrantes, pues los resultados reales entran en contradicción con lo planteado.

Aplicaciones para contar calorías

 Las aplicaciones de recuento de calorías facilitan el seguimiento de la forma física y la ingesta de alimentos, pero la interrogante que debemos hacernos es: ¿son realmente útiles o sólo otra rutina agotadora?

 Por si no la sabes, las etiquetas de los alimentos no siempre son precisas al 100%. Lamentablemente, las aplicaciones para contar calorías también tienen errores en la base de datos o dependen de información errónea de elementos añadidos por el usuario. Como resultado, las calorías que estás registrando podrían ser muy inexactas e inconsistentes.

 Estas aplicaciones tienen que almacenar y mantener una enorme variedad de alimentos y sus datos nutricionales, por lo que puede haber errores que entorpezcan tu experiencia de seguimiento de la dieta, no es para nada la mejor opción de calcular unos requerimientos calóricos.

 Además, contar las calorías no significa necesariamente que vayas a perder peso, en absoluto. El recuento de calorías es en parte para la rendición de cuentas y en parte para proporcionar una visión cuantitativa de la dieta. El tipo de comida o reparto de macros entre otras cosas, importa tanto o más; esta es una diferencia importante a considerar antes de depositar toda tu confianza en una aplicación para contar calorías.

Desconfía de las páginas web

 Las tendencias alimentarias existen para ganar dinero. Ya sean bajas en carbohidratos o sin gluten, las tendencias alimentarias están por todos lados. Al igual que otras tendencias, existen para fomentar el gasto de los consumidores y pueden no estar basadas en pruebas.

 Aparecen a diario infinidad de páginas web promocionadas por supuestos “Gurús de la nutrición” quienes terminan siendo estafadores de oficio, que juegan inescrupulosamente con la desesperación de las personas en busca de una solución nutricional ante sus expectativas de salud o deportivas.

 La verdad es que no hay mucha gente interesada en estudiar y comercializar los alimentos básicos que nos rodean, a menos que haya una forma de convertirlo en un negocio rentable. Es por ello que se recomienda, cuestionar siempre la información nutricional divulgada por las páginas web o confiar en un nutricionista real que no tenga intereses con nadie, sino que trabaje por profesionalidad y honestidad.

Recomendaciones

En el tema nutricional, todos tienen una opinión. Lo difícil es determinar quién tiene la razón debido a la falta de consenso sobre lo que hace que una dieta sea saludable.

Los medios de comunicación y las redes electrónicas en general no siempre son una buena fuente de información creíble sobre la salud, de manera que la recomendación es acudir a un profesional especialista y formado en materia de nutrición, así como documentarse sobre el tema a través de boletines oficiales basados en pruebas, buscar respuestas en repositorios de bibliotecas con evidencias sobre nutrición y salud, entre otros.

María José García